"El guerrero"

Era la hora. Le ayudó a vestirse para la batalla. Retiró el obi con suavidad, sujetó el kimono del cuello que iba deslizándose sobre sus hombros hasta mostrar su torso desnudo. Cubrió su cuerpo con la blusa holgada, ligera, que acariciaba sus hombros mientras sus miradas se cruzaban. Al acercarse, solo un roce de sus labios. Le ayudó con la armadura que ajustó con suavidad. La tristeza de su mirada reflejaba la duda de volverle a ver algún día. Esperaba que él recibiera el torrente de emociones contenidas en su rostro en ese preciso momento, antes de la partida. "El último samurai" (escena)