La Magia en Cien

Las gaviotas se sentaron sobre la cornisa del edificio. Desde allí en lo alto; ellas divisaban la ciudad, el ir y venir de la gente, el tráfico habitual de un día corriente de una semana cualquiera. Yo las veía porque me gustaba mirar al cielo y ver las nubes pasar, o no, según el capricho del viento. Pero ese día fue distinto, no oí el graznido ni vi el batir de las alas antes de posarse. Me detuve para observarlas mejor y sus patas colgaban de la fachada como flecos. Empecé a ver caer algunas. El suicidio colectivo había empezado. Microrrelato finalista. VI Concurso de Microrrelatos Godella (Valencia) Nov. 2020 https://www.godella.es/es/biblioteca/

Vivíamos tiempos extraños, situaciones raras, a veces difíciles de encajar en nuestra vida, en la nueva rutina a la que nos habían acostumbrado a la fuerza. Las personas se colocaban de pie alineadas.   Desde la fila; se miraban entre ellas sin decirse nada, veían a la gente pasar, algunas se saludaban acercando sus codos, los más atrevidos chocaban sus puños en un gesto cariñoso. Era inevitable observarlas. Permanecían en silencio, esperando su turno. Todos llevaban la sonrisa tapada, era obligatorio. En algunas de ellas y en sus miradas se apreciaba preocupación, en otras satisfacción. La inoculación masiva fue una realidad.   https://www.paho.org/es/vacunas-contra-covid-19

  Ella prepara café, conecta la radio, suena música clásica. Oye a su madre arrastrando sus pies, como si la vida hubiera puesto toda la carga sobre ellos. Ajena al tiempo, sigue su camino. Ella la mira a sus ojos profundos y vivarachos, en su cara surcada de vida, a pesar de los años y de los palos en el alma. El olor del café recién hecho la devuelve a la realidad. Se dan un abrazo profundo, sentido, valorando lo que tienen. Mientras una sonrisa ilumina su cara, una lágrima resbala por la mejilla de su madre. Y sigue sonando Beethoven...   diamundialdelparkinson  

  El sol acaricia tímidamente la ciudad. Temprano disfruto del café, de la paz en las calles. Un ladrido desvía mi atención al parque, los árboles en invierno lo dejan ver.  Una joven ajusta el cuello del abrigo buscando donde el sol la arrope. Consulta su reloj. Se acomoda, disponiéndose a disfrutar de un libro. Su silueta grácil, invita a observarla. Me abandono entrecerrando los ojos. Ella corre al encuentro, le besa, se pierden… El libro queda sobre el banco. “ Bambú ”. Dentro “ Para mi querida Inés ”.  Bambú viene conmigo como una mascota fiel, esperando el día que la vuelva a ver. ananovo.es